NUESTRA CANCIÓN

noviembre 19, 2017

A veces el amor se escapa volando de nuestras manos como un pájaro al que le abren la jaula. Se marcha y nunca vuelve pero siempre se queda algo de él en nosotros. Algo que va y viene. Que creemos olvidado, que ya no está, y de nuevo aparece. Son pedacitos que se nos quedaron tan dentro que sacarlos cuesta sudor y lágrimas. No tengas prisa. A Sabina le costó 19 días y 500 noches. Parece que la cosa hoy va de canciones. No he podido evitar recordar la nuestra. Así como quien no quiere la cosa, como un leve olor a perfume, como un tren de pasada.
Si estuvieses aquí sólo te pediría una cosa. Vuélveme a cantar esa canción que hablaba de ti y de mí, que se le está borrando la letra. Que ya no suenan tus besos por el salón ni tu risa por los pasillos. Que ya no empiezo las mañanas silvando aquella alegre melodía. Ni hacemos el amor al ritmo de nuestros corazones. Que bonita era nuestra canción cuando decía que sobreviviríamos a cualquier huracán que intentara arrancar de raíz nuestro amor y en medio de la tormenta tú y yo bailaríamos bajo la lluvia. Nuestra canción era la única que se me daba bien bailar pero no he vuelto a mover los pies desde que dejó de sonar. Sin ti no me sé la coreografía y me siento tan torpe que siempre acabo tropezando. Ya ni siquiera canto en la ducha porque todo me suena mal sin tu voz al lado de la mía. Porque siempre sonábamos bien, aunque desafináramos por la calle dando la nota. 
Ya sólo queda un pentagrama vacío, una clave sin sol y una guitarra con las cuerdas rotas. Llevará su tiempo arreglar este desastre pero tú y yo sabemos que nuestra canción, incluso herida y olvidada, sigue sonando bajito en nuestro lado izquierdo del pecho alguna que otra noche. Así como quien no quiere la cosa, como un leve olor a perfume, como un tren de pasada.


@elchicodecuadros


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